Actividad para todos los públicos
Cuando José Miguel de Barandiarán estudió la cueva de Santimamiñe, no se limitó a recuperar la cultura material (herramientas de piedra, vasijas de cerámica, restos de fauna y humanos) que contenía el yacimiento del vestíbulo; recuperó también un legado inmaterial que estaba a punto de perderse, formado de relatos legendarios y mitológicos que, transmitidos oralmente de generación en generación, rodeaban la cumbre de Ereñozar, el valle de Oma y las profundidades de la cueva.
Muchos años después, un cuentacuentos del siglo XXI nos hará participes de esos relatos mágicos que también forman parte de nuestro patrimonio, de la herencia recibida.