En 1505, los frailes del Convento de San Francisco acudían a la reina Juana de Castilla para solicitar un permiso que les permitiese construir un nuevo puente sobre la ría, para no tener que dar toda la vuelta hasta San Anton.

El que hoy es el puente de la Ribera ha vivido una de las historias más azarosas de todos los puentes de Bilbao. Aquel primero no llegó a terminarse pero tras él vinieron otros seis, cada uno con su peculiar historia. El que duró sólo dos años, el resbaladizo que quemaron los franceses, el que inauguraron 53 bueyes, el famoso Puente Colgante, el de ese hierro tan nuestro y el racionalista de hoy.

Esta visita a caballo entre la exposición Gertutik Urrun | Caminos sobre la Ría y el emplazamiento del puente actual quiere repasar en imágenes esa historia plagada de anécdotas.

Día 3 en euskera (PLAZAS LLENAS)

Día 10 en castellano (PLAZAS LLENAS)