En 1872 Alfred Nobel puso en marcha la primera empresa destinada a fabricar su revolucionario invento en la península ibérica, iniciando un proyecto que iría mucho más allá de la actividad industrial al contribuir a crear todo un nuevo entorno urbano y arquitectónico en la anteiglesia rural de Galdakao.
Con el paso de los años se erigió todo un complejo de construcciones que, siglo y medio después, se preserva íntegro, constituyendo un caso único en Bizkaia. Lo conoceremos de la mano de Jesús Muñiz Petralanda en un itinerario entre Zuhatzu y Tximelarre.