En muchos caseríos se producía vino chacolí por lo que muchos de ellos contaban con emparrados y un lagar donde elaborarlo y embodegarlo, a la espera de tenerlo en sazón para sacarlo a la venta. El caserío se convertía entonces en un “chacolín”, con mesas corridas y la cocina dispuesta para elaborar platos con los que acompañar las jarras del chacolí de la última cosecha.
De todo esto y de la relevancia que tuvieron estos “chacolínes” nos hablará el historiador y arqueólogo Juanjo Hidalgo.