En el fondo del valle, cerca del rio y del camino que atraviesa la antigua Merindad de Durango se alza, como testigo de otros tiempos, la torre de Muntsaratz, uno de los elementos arquitectónicos más reseñables de todo Abadiño.
Esta torre es un testigo inmutable de la historia de esta anteiglesia, de la merindad y, sobre todo, de sus pobladores. Los siglos nos han dejado en sus muros las distintas maneras de concebir estos espacios, así como las funciones para las cuales eran construidas; por lo tanto, dentro de esta torre podremos acercarnos, y entender lo que pensaban los habitantes y constructores de estos elementos arquitectónicos que han perdurado hasta nuestros días.