Autor: Joseba Ríos Garaizar
Arqueólogo e investigador
Los neandertales son una especie humana, íntimamente relacionada con la nuestra, que habitó en Eurasia desde hace unos 250.000 años hasta hace unos 40.000 años. El periodo de desarrollo de las sociedades neandertales se denomina Paleolítico Medio y su cultura se denomina bajo el nombre genérico de Musteriense. Como todas las sociedades paleolíticas, los neandertales son cazadores recolectores y tienen una forma de vida nómada. A lo largo de sus más de 200.000 años de historia los neandertales tuvieron desarrollos culturales muy diversos, así como una historia demográfica compleja, con procesos de extinción local, migraciones, etc. Por este motivo resulta especialmente complejo hablar de una única cultura neandertal siendo más apropiado hablar de culturas y sociedades neandertales.
En el territorio de la actual Euskal Herria la presencia de neandertales es intensa, especialmente en el periodo comprendido entre hace unos 100.000 y 45.000 años. Los yacimientos más conocidos son, de este a oeste, Gatzarria, Isturitz, Baiona, Abauntz, Mugarduia Norte, Amalda I y III, Lezetxiki, Axlor, Arlanpe, Arrillor, Aranbaltza I y III y Ventalaperra. Este territorio se caracteriza por una gran diversidad geográfica que se ve acentuada por las profundas transformaciones geomorfológicas vividas desde el último interglaciar (115-90 mil años), pasando por un riguroso evento glaciar (85-70 mil años), y por un periodo de gran inestabilidad climática (65-45 mil años). Estos cambios tuvieron su reflejo no sólo en el paisaje vegetal o en la distribución de las especies animales, sino que en los momentos más fríos emergieron grandes planicies costeras y ciertas zonas de alta montaña se volvieron impracticables. La gran diversidad geográfica de este territorio implicó una distribución de recursos heterogénea, distinguiéndose cuatro grandes ecotonos, la franja de llanura costera, los valles cantábricos, las zonas montañosas y las planicies de interior. Además, otros recursos fundamentales, como las materias primas líticas o las cuevas y abrigos naturales, tienen una distribución caótica que obedece al sustrato litológico más que a la propia geomorfología. Por ejemplo, la distribución del sílex se concentra en cinco grandes afloramientos, en Kurtzia, Bidache, Trebiñu, Loza y Urbasa, que supusieron verdaderos polos de atracción para los neandertales.
Hay sin embargo numerosas limitaciones para estudiar las estrategias de movilidad de los neandertales. Hablar de rutas de desplazamiento principales, activas durante 250.000 años, supone reducir a la mínima expresión la variabilidad y complejidad de las estrategias de movilidad de los neandertales y en definitiva del resto de especies que habitaron el territorio de la actual Euskal Herria durante el Paleolítico. En primer lugar, tenemos que ser conscientes que los grupos de cazadores-recolectores practican distintos tipos de movilidad, una movilidad a gran escala, tanto geográfica como temporal, que podemos definir como migraciones; una escala de movilidad estacional, siguiendo generalmente a las manadas de animales dentro de una región amplia; una movilidad diaria desde los asentamientos para captar y procesar distintos recursos; y una movilidad individual, que se produce cuando un individuo o unos pocos miembros de un grupo se desplazan, por motivos variados, a lugares remotos o se integran en otros grupos. Además, no hemos de olvidar que el ciclo de movilidad diaria se integra dentro del ciclo estacional y que éste, a su vez, se integra dentro de los procesos de movilidad a gran escala. Finalmente, hemos de entender que el propio registro arqueológico impone limitaciones al estudio de la movilidad de los grupos paleolíticos. La mayor parte de los yacimientos que excavamos y estudiamos son el resultado de la acumulación de visitas a lo largo de dilatados periodos de tiempo, desmadejar estos palimpsestos no resulta sencillo y, en muchas ocasiones, es directamente imposible.
En el registro del Paleolítico Medio de Euskal Herria tenemos diversos ejemplos de movimientos migratorios. Hace 85-70 mil años, en un momento de gran rigor climático, llegaron a Euskal Herria grupos de neandertales con tecnología Quina, cuya forma de vida se basaba en el desplazamiento constante. Otro ejemplo lo tenemos al final del Paleolítico Medio en la región cantábrica, distintos datos indican que los últimos grupos de neandertales abandonaron este territorio hace unos 45 mil años buscando zonas con más recursos al sur del Ebro. En Amalda I y Arrillor tenemos evidencias de estos últimos neandertales con cultura Musteriense. Gracias a los datos obtenidos en Ekain, Labeko Koba y Aranbaltza II hemos podido defender que otros grupos de neandertales, con una cultura Chatelperroniense, ocuparon brevemente este territorio pocos miles de años después.
Ejemplos de movilidad estacional los encontramos cuando analizamos la procedencia de las materias primas líticas. En Arlanpe y en Amalda III se ha documentado sílex del afloramiento de Chalosse, situado a más de 100 kilómetros en las Landas, pero es frecuente encontrar sílex proveniente de afloramientos situados a más de 50 km de distancia de los yacimientos. Tenemos, también, datos de estacionalidad obtenidos a partir del análisis isotópico de restos de animales que refuerzan esta sensación de movilidad estacional, posiblemente en pos de manadas de grandes ungulados. Además, hay evidencias que permiten defender que hubo yacimientos con funciones diferenciadas, y que incluso el mismo yacimiento tuvo distintas funciones durante el Paleolítico Medio. Hay asentamientos de cierta duración al aire libre (Aranbaltza I) y en cueva (Axlor), altos de caza (Amalda III), talleres (Le Prissé) y ocupaciones efímeras (Artekale 6). Encontramos yacimientos en la costa (Zerratu, Aranbaltza I), cerca de los puertos de montaña de paso entre el margen cantábrico y la Llanada Alavesa (Lezetxiki, Axlor, Arrillor), junto a la confluencia de grandes valles (Arlanpe), o en valles remotos (Amalda I). Tenemos asentamientos de alta montaña (San Adrián, Mugarduia Norte) y otros a muy baja altitud (Chémin de Jupiter, Abri Olha). Hay zonas con una altísima concentración de yacimientos, como Uribe Kosta o el entorno de Urkiola, y otras zonas en las que aún no se ha encontrado evidencia de presencia neandertal, como el valle del Oria. Otros ejemplos que evidencian esta movilidad estacional los encontramos en la planificación de estrategias para asegurar el suministro de herramientas líticas cuando se desplazaban a zonas en las que la materia prima era escasa. Algunos ejemplos de esta planificación los encontramos en la gestión de las raederas Quina del yacimiento de Axlor o en la talla de micro lascas en Amalda I y Axlor.
Para estudiar la movilidad diaria se han elaborado modelos de movilidad desde distintos yacimientos (Axlor, Amalda I, Arrillor, Lezetxiki, Arlanpe o Askondo), lo que nos ha permitido conocer los territorios accesibles a lo largo de un único día. Algunos ejemplos, como Amalda I o Arlanpe, resultan sorprendentes porque en un territorio relativamente pequeño los neandertales pudieron acceder a distintos recursos (agua, plantas, animales, rocas, etc) de ambientes muy diversos.
La movilidad individual resulta muy compleja de documentar, en distintos yacimientos europeos se han realizado análisis isotópicos en restos óseos de neandertales para analizar la movilidad concreta de individuos, pero es el yacimiento de El Sidrón, en Asturias, donde se documentó una estrategia de patrilocalidad, en la cual los hombres permanecen en el grupo donde nacen siendo las mujeres cambian de núcleo familiar.
Todos estos ejemplos nos muestran a grupos de neandertales en movimiento, que aprovecharon de forma eficiente los recursos distribuidos en el paisaje, tanto que tuvieron una larga y exitosa historia de más de 50 mil años en nuestro territorio.